Postales para el domingo 2 / Por Cedhot Arias




Silbando en los cabellos de la tarde
pasan mis deseos de ti
sobre tus hombros desnudos.
Sé que todos los poros se abren
y sin cesar brotan suspiros de tu ombligo.
Siento que cada vello de tu cuerpo
se crispa, que un olor a naranjas dulces
sube desde las rodillas a tu vientre.

Yo solo te conjuro melancólicamente
mientras cae la tarde del domingo
y junto al polvo del día se arrastran
mis tristezas eternas.

Este don doloroso como un viejo tormento
de percibir todos los anhelos de tu cuerpo.
Quedarme solo con las postrimerías del día
sabiendo que más allá del horizonte
tus piernas brotan ansiosas
conteniendo un lecho fresco.

Cedhot Arias
12 de agosto de 2012

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