Anoche, brújula sin norte,
hipnotizada, echaste el
ancla de tus dedos firmes
en la gruesa humedad de mi
ausencia.
En el dulce afán de tus ojos
cerrados
conseguiste la luz de mis
pupilas insomnes,
mientras tus manos
naufragaban
una y otra vez en el sexo
hendido.
No estaba el cuerpo del
deseo,
más era vapor la habitación,
la madera mojada.
Una y otra y otra vez
gemiste
sobre la sombra, torciendo
cada vertebra,
bordando el vértigo de tus
dedos suaves.
Torciendo la sábana mojada
mil veces
en tu espalda arqueada.
Los muslos como mástiles
bajo el peso
de todos tus anhelos,
crujían una y otra vez
Azotados.
Hundida la mano, el roce, el
espanto,
el último grito atravesó la
oscura puerta,
Caminó hasta el patio y se
hizo lucero,
Golpe seco, labios
empinados.
@CedhotArias
Bellísimo, profundo como otros tantos que desde hace tiempo vengo disfrutando!
ResponderBorrarQue placer es disfrutar de las letras de los comparañeros de tierra. Siempre paso esperando que haya publicado algún poema nuevo. Volvera a visitarle. Saludos
ResponderBorrarGracias! Ya viene un nuevo poema, y pronto el 1er libro. Ustedes comparten sus comentarios conmigo y yo la noticia con ustedes.
ResponderBorrarYa pueden conseguir una nueva publicación en mi blog. Saludos.
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