Toco madera / Por Cedhot Arias


Hueles como el apamate floreado;
puedo ver un millón de pequeñas
y zumbantes abejas, cargar la miel
de tus poros hasta la colmena
apasionada
donde se inclinan ante la reina madre.

Abrazado a tu tronco grueso y firme,
sentí el paso tenue y persistente
de las hormigas sobre la piel
horadada por el tiempo, mientras llovía
el suave fulgor de tu nieve brillante
purificando mi alma.

Hice mi casa entre tus ramas,
dancé con la luna bajo tu regazo
durante noches y noches eternas
como tus raíces.
Dibujé, sobre la tierra de mis pasos,
el ritual del amor infinito
mientras rasgaba mis ojos
para guardar tú recuerdo
en mi mirada.

El tiempo nos consiguió
muertos de amor a un lado del sendero,
seca la corteza;
húmedo y vivo
el corazón, la sabia, la pulpa
aún fresca.

Cedhot Arias
22/10/2009
10:29 a.m.

Comentarios

  1. Me gusta la segunda parte de la tercera estrofa, oh sí...

    (Hay un tú que no lleva acento...)

    Suspirando,

    Ophir

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